Desconsuelo

Manto ordinario de grava,

 Sin distinción vital, 

Abraza mi rastro con agitación, 

Sumac de asperón, 

 Lluvia en bravío, 

Rustico legado,
 

 Del humano- roca,

 Poderosa esencia de mi tierra, 

Que en guerra mata su propia sangre, 

Frio desconsuelo ambiguo,

 Rastro de fuego tirano, 

Marca la piel, 

Sin 

Reserva a los sueños, 

Suelta tu canto a mi corazón,

 Y dale a sus latidos el compás 

De vivir.

Brea Roja

Rastro ligero de furia ciega,

Amenaza sin prestigio de la vía interina del vigor,

Rápida desbocada,

Precisa enea desertora de la savia,

Arte sádica del feroz,

Pintas la avenida,

Inconclusa y seductora,

 Jugando parcial hacia el óbito,

Date un respiro,

O danos uno a nosotros,

Ángel neutral del olvido,

Desmarca los poros de la pista,

Llévate lo húmedo,

Dejando la grana en el torso,

Dale el garbo del vital,

Hasta el segundo fugaz.

Rupia gráfica

Puente diurno,

Centro del mundo,

Pretexto expresivo,

Del ralo desperdicio de ocaso,

Mantén las ansias presas,

Y el aire lento,

Que el color respira nocturno,

Dale al polvo cromático vida en la pared,

Y ponte el frio sin la piel,

Que esconde la savia lustrosa,

Del vapor humano,

Perdido en nuestras manos,

Trabajan tus pinceles mentales,

Regio origen de la imagen,

Trato ­­­­­­­preso,

Ronda la calle en aéreo.

Móvil Viperino

Recostada al ventanal,

Trota mi cabeza, Tensa y palpitante,

Barandas traspiradas de aceite humano.

Reprimen la salida victoriosa,

Y al rebote me vuelco en el aire,

Levitando innecesaria,

Prefiero volar que al mar,

Llanas locuciones e intervenciones disidentes,

Carril lleno, carril corrupto,

Rapto poblado,

Sueño trillado,

Respeto austero,

Viril meneo.

Ya no quiero viajar,

Pero suele ser lento el caminar,

Buscando un día pleno,

Esta el mundo entero,

Y en nuestras cajas rodantes,

Finjo estar viva,

Para guardar el aliento a mi salida.

Manchay

Rastro etéreo de humildad,

Defensiva por sus traumas,

Oscura rareza solitaria,

Llanto imperecedero y próspero,

Calma tus gloriosos sentimientos,

Con labor, pena y pasión.

Tierra indómita,

De lazo joven y aplomado,

Deja que el polvo crezca,

Orgulloso y virtuoso.

Madre jovial, 

Mina acogedora.

Estoy pensando desde tu loma,

De rosas finas sin olor.

Mano en Tierra

El rastro de la tierra,

marca tus fisuras,

ruinas agradables,

en los poros del día,

dueños extranjeros de la vida.

Hay algo hermoso en respirar,

queme tiene en asfixia.

Ronda el pensamiento inmaduro de mi humanidad,

lucha con mi sombra,

el único pedazo de piel legal que tengo de ti.

Ilusa y sombría,

guerra sin filas,

otro día en que golpeo clandestina,

tu dermis solitaria.

Ruta Romana

Y si te digo que hoy los vi,

seres humanos compartiendo

el vaho dispar.

Amanecer blanco y transparente,

frió y congelado,

trato de ruta romana,

dos comparten su gelidés,

en labios cóncavos, convexos,

se dejan llevar por la miel,

consumidas por corneas.

Marcan el paso del día,

Salpicando con los pies,

viejos recuerdos de media noche,

Santos vehementes,

oscurecen lo blanco de sus dientes.

Ruta de campana balanceada,

empañas mis gafas otra vez,

como besos de fantasmas,

rastro vacío del viento,

entrecortas mis palabras,

Y menguas las silabas de pensamientos

poniendo en susurro el poder.

Sirena Urbana

Callejón de flor,

implante casual,

posa el mando del deseo,

en los viejos del mar,

rota en olas deliciosa,

aliviando el poro caluroso,

y en solitario deja el humo pasar.

aletea hacia tu rutina,

diva infame del placer,

y sueña del sueño de tu piel,

dulce y amena sonrisa en cascabel,

veneno moribundo,

acecha libre tu caudal.

y que nunca te digan que no sabes amar,

vuelve a llover oscuro, 

toma las barandas,

que el amanecer te marca,

ruda sureña nocturna,

pues el deseo de tu muerte,

 se pierde en el deber.

Siempre venus

Hay un aire que no silva,

Solo se mueve entre el vientre,

Hay tierra que no vuelve,

Solo se distrae en los dedos,

Hay agua,

Encerrada en las miradas,

buscando rejas compatibles.

Madera tierna y natural,

Junta al cemento pierde su alma,

Hibrido paulatino, sonríe vespertino,

hasta el rastro próximo de luz,

y entierra los restos del lugar que ama,

para ser otra vez ciudad.

La belleza del venus de alrededor.