Págueme en especies,
Págueme sin
flujos, sin comentarios condescendientes
Págueme en el alma,
Vuélvame cómplice, de cada enunciado de su boca,
Y saque las manos de la mía, porque el pueblo no
soy yo,
No tenemos hambre de sus palmas,
Sólo del dulce sentimiento libre,
Que lamenta su origen con ahínco solemne,
Eterno baile de flores ralas,
Acusante sencillez, mantén tu calma disonante.
Y empareja a manera de instinto las tardes del
capitolio
En mareas de un pueblo unido.