Hay demasiado
y tan poco.
Un rescate a lo más profundo,
un cuento salvaje
detiene las sombras.
Un canto inerte
corta el frío.
Se desvanece,
retrocede
y gatea.
Es seguro salir,
evadir,
restringir,
acabar.
Y en el fondo,
el deseo inocuo
fortalece en nulo.
He dado vuelta,
he tropezado
y respirado.
Sigo en secuencia,
porque
hay demasiado
y tan poco.
Erribana
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