Lo único que hago es pensar en ti,
me revuelco en cada escena,
me comprometo y lo postergo.
Estás sobre mí, frente a mí, dentro de mí,
por favor, desgástame por completo.
Que se agrieten tus huellas en mi memoria,
que tu voz se oxide en mis oídos,
que tu sombra deje de apretarme el pecho.
Porque mientras existas así,
yo no respiro.
¿Acaso no he pagado ya?
Mírame conectada al vacío,
intentando no sostenerme,
corrigiéndome,
reescribiéndome,
gritando desde la ventana
hacia la iglesia
donde tu voz no ha regresado.